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22 Pero Jesús le dijo:

—Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.

Jesús calma una tormenta

(Mr 4:35-41; Lc 8:22-25)

23 Jesús subió a la barca y sus seguidores lo acompañaron. 24 Entonces se desató una gran tormenta y las olas estaban cubriendo la barca, pero Jesús estaba durmiendo.

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